Después de varios años el hombre seguía buscando el amor por fuera de su
irrealidad. No vivía, no corría, no dormía, no reía, no lloraba, no escuchaba....y
casi....ni hablaba, solo observaba en su inquieta quietud, los ojos de todas
las demás personas.
Su figura se fue deteriorando con los años, se fue transformando en una
simple sombra...gris, oscura, áspera, pero fiel a su objetivo.
Cierto día ya casi en la vejez o en el final de su tiempo biológico,
decidió volver a su hogar...la única imagen que aún quedaba en su mente; el
camino, el bus, el vigilante, el almacene, el barrio...y una puerta.....una
altura, una calle, su puerta...y una luz en la puerta. Volver a su casa, su
cama, su habitación, su recuerdo, lugar donde sentía que deseaba vivir tal vez
sus últimos suspiros.
Luego de viajar meses, semanas o talvez unos segundos, se plantó frente
a la puerta tan deseada. Busco en el bolsillo la llave dorada del llavero
olvidado, la colocó pacientemente, pero....la llave no abría. Ahí fue que se le
ocurrió tocar el timbre e intentar que alguien le explicase cual era el
inconveniente.
Al tercer timbrazo se abrió la puerta y una estela de luz con figura de
cuasi humana, brillante, suave dulce, contenedora, atractiva, compresiva...se
apareció frente a él.....
Sin titubear, esta figura lo reconoció al hombre y le dijo:
"Mis Fuerzas, mi paciencia y estas terribles ganas de saber que me
buscabas afuera me han dejado así. En cambio tú hiciste oídos sordos....y
escapaste ante la primera adversidad....ante el primer miedo.
Ya es tarde mi amor....ya es tarde, duérmete aquí....conmigo....es el
final"
La claridad de Luz, hizo que la sombra de a poco comenzar a
desvanecerse, entre lágrimas, sangre y recuerdos que regresaron entre un
final.....que ni la misma muerte podía haber planificado...tan perfecto.
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